Terror nocturno

Las clases ya habían llegado a su fin. Era la despedida para unos, a otros nos faltaba todavía terminar con las actividades extraescolares. Yo no competía, pero debía estar presente en la alberca olímpica para echarle porras a mis compañeros. Magníficas instalaciones las que se habían construído en el Centro Deportivo de mi escuela.

- Racho! ¿Ya viste los marcadores? - me preguntó mi prima. - Wow...! Se ve que la cosa va bien. - Hey! Te traje las fotos que me pediste - extendió su mano con un sobre.

Lo tomé, miré las fotos. Eran imágenes mías, de amigos... y había gente que no conocía. Unas impresiones bastante extrañas. Sin embargo, no las tomé en cuenta. Terminó todo. Corría el rumor de una casa embrujada en las afueras de la ciudad, en un poblado llamado Nogueras. Jorge, Vero y Azalea me convencieron de acompañarlos. Ya pasaban de las 10 de la noche: "Será una buena experiencia", pensé. Llegamos al lugar. El ambiente era denso y un poco de neblina invadía el camino. La casa era vieja, muy vieja. Se veía bastante descuidada, con los muros cuarteados. La naturaleza reclamaba el terreno que un día el hombre le arrebató. La puerta de entrada era de madera, enmohecida completamente. Nos bajamos todos del auto.

- ¿Hola? - comenzó a gritar Jorge - ¿Hay alguien ahí? - Parece que hoy no saldrán los espíritus - dijo Vero. - ¿Cómo de que no? - con mucha valentía me dirigí a la puerta y toqué.

La puerta se abrió completamente. Junto a ella, una mujer. Era una mujer como de nuestra edad, pelo corto y negro. Nos sonrío.

- Bienvenidos! - dijo.

Y en ese instante, desapareció entre carcajadas terroríficas. Jorge salió corriendo de entre los matorrales. Una patrulla de la policía venía en camino. Nos subimos al auto. Notamos que la mochila de Jorge estaba en la entrada de la casa.

- Azalea, ve por la mochila! - exclamó Jorge. - ¿Yo por qué? - Ándale, Azalea! Si la agarran van a saber que fuimos nosotros! - trató de convencerla Vero. - Oigan, ya vámonos, que la patrulla se acerca!

Nos fuimos rápidamente. Llegué a mi casa; pasó una hora. Estaba preocupado por la mochila, si los policías la encontraban nos irían a buscar. Tocaron la puerta. Asustado, miré por la ventana. Vi un auto antiguo negro con dos personas en él. Parecían médicos. Abrí la puerta. Una mujer rubía, muy sonriente me pidió entrar. Yo no quería que mis papás se dieran cuenta de su presencia, pero fue inútil. Salieron. Sin embargo, al salir ellos, esa mujer desapareció junto con el vehículo negro y su compañero. Era un policía. Platicó con mis papás sobre el allanamiento a una morada. Pero de un momento a otro se abalanzó sobre mi con la intención de asesinarme.

- Morirás, la advertencia está hecha! - me gritó cuando mi padre lo tiró al suelo.

Mi madre notó una protuberancia en su cuello y con pinzas en mano, se la arrancó. Era un clavo bastante grande que le atrevesaba la garganta. Nos miramos perplejos; el policía murió. Nos metimos a la casa, guardábamos la ropa del policía en una caja. Traía cosas que eran bastante extrañas. Miré la computadora, se cargaba mi juego de los Sims.

- No creo que pueda dormir, tengo mucho miedo! - les comenté a mis padres. - Vale, no seas miedoso! No pasa nada. Ya estás a salvo.

Miré a Toño con la intención de recibir un apoyo de su parte invitándome a dormir en su recámara. Giré de nuevo al ordenador. Esta vez, estaba movido y una caja cubría la pantalla.

- Mamá, esa caja no estaba ahí! - No seas paranoíco.

Corrí hacía la PC, quité la caja de cartón. Tal fue mi sorpresa al ver la página de Gmail abierta. Tenía un correo nuevo.

Alerta roja Tal como 97460023 es López Ramírez Gerardo del Campus Manrique, 01460067 eres tú!

Grité... grité tan fuerte que mis pulmones explotaron. El miedo invadió mi cuerpo aún después de haber despertado de ese maldito sueño!