domingo, agosto 31, 2014

Años después... II

Para mi no fue novedad que mi padre tuviera una aventura. No es que yo supiera, sino que era evidente que existía un distanciamiento en mis padres. Lo que me molestó al final fue el cinismo con el que negó todo. Esta mujer vive a una cuadra de mi casa. ¡No se podía negar eso! Casi todo el barrio sabía lo que ocurría.

Mi hermano lo enfrentó en varias ocasiones afuera de la casa de la susodicha. Ésa fue la gota que, para mi madre, derramó el vaso. Lo corrió de la casa. Yo aún lo veía, por el trabajo, pero comenzamos a discutir demasiado. Así que tomé la decisión de salirme de ahí, buscar en otro sitio. Comenzar a ejercer algo referente a mi carrera, porque hasta entonces, apoyaba en la contabilidad y administraba la empresa. Quería algo de arquitectura.

Gracias a Yuri, logré entrar a la Secretaría de Cultura. Básicamente ahí me encargaba de regularizar los proyectos viejos y llevar en orden los nuevos. Estuve aproximadamente tres meses trabajando ahí sin recibir un quinto, porque no había recurso para pagarme. Éso no me iba a funcionar. Obviamente, aún seguía en la empresa de mi padre.

Para junio de 2011, me llamaron para una entrevista en una empresa constructora. El puesto era auxiliar de de costos. Me dieron el empleo. El 30 de junio de 2011 dije adiós a mi padre y me embarqué a una nueva aventura.

Entrar a la Constructora Patito, a pesar de todo lo que se viene, fue lo mejor que me pudo pasar. Yo estaba emocionado. ¡Por fin haría algo referente a mi carrera! Entré para apoyar a Paola con licitaciones. Algo que nunca había hecho, pero que se me facilitó bastante. Paola presentó su renuncia, la empresa lo tomó mal y le hicieron la vida imposible. Un día sencillamente no la dejaron entrar. Automáticamente, me ascendieron, Luego entendí los motivos por los que Paola decidió renunciar, y aunque nunca se lo dije, siempre tuvo mi apoyo.

Los días corrieron y fui aprendiendo la dinámica de la empresa, de su gente. No entendía por qué la mayoría eran agresivos, siempre a la defensiva. No pasó mucho tiempo en revelarse la respuesta.

(continuará)

sábado, agosto 23, 2014

Años después... I

Han pasado seis años desde la última vez que escribí en este lugar. Había vuelto esporádicamente sólo para alimentar mi propia vanidad. Hace unos días volví; me percaté que el 6 de junio ésto habría cumplido 10 años. Y me invadió la nostalgia. 

Es muy probable que la gente que me leía ya ni se acuerde de mi. También quizá esto no significa que vaya a volver. Sólo quería resumir un poco lo que ha pasado todo este tiempo.

En septiembre de 2008, sufrí un accidente mientras hacia un recorrido en una colonia de Puerto Vallarta asentada en la ladera del cerro. Me fracturé el peroné. Todo días antes a mi cumpleaños, fecha que había decidido no volver a Colima y festejarlo en grande. Imaginen mi frustración. Necesité una operación que dio como resultado que en mi cuerpo haya ahora una placa metálica a la altura de mi tobillo y cinco clavos que la fijan a mi peroné. Estuve en cama por aproximadamente tres meses. Curiosamente, ése fue un gran cumpleaños. Recibí una llamada de felicitación que me alegró profusamente. Ésa persona fue Chucho.

Para principios de 2009, regresé a la escuela y conocí a un maestro que simplemente me quitaba el aliento. Ir a su clase era pasar las horas suspirando. En varias ocasiones, él intentó acercase mas yo, aunque pude estar interesado, no iba a permitir que pasara. Terminé la carrera y me despedí de Puerto Vallarta. Regresé a Colima para hacer nada.

Pasé más de seis meses buscando empleo, sin éxito alguno. En ese tiempo, me vicié con Second Life. Para este entonces aún hablaba con Cíclope. Hasta que conocí a Adegorr. Gracias a él me animé a confesarle a mi madre mi homosexualidad, descubrí un episodio en mi vida que hasta la fecha me sigue causando conflictos y me dio la sabiduría para entender que no podía estar viviendo de ilusiones. Dejé a Ciclope, dejé a Adegorr... dejé todo.

A mediados del 2010, aún sin encontrar empleo, mi madre tuvo la brillante idea de mandarme a trabajar a la empresa de la familia de mi padre. Fui a regañadientes y me encontré con esas personas a las que llamaba familia, pero nunca había tomado el tiempo de conocerlos. Convivir con Ciria, mi tía, fue conocerlos a todos, incluso a mi padre. En ese entonces, el rumor que mi padre veía a otra mujer se hizo más fuerte. Llegó a oídos de todos. Y las cosas se pusieron feas.

(continuará)