miércoles, enero 18, 2006

Miedo

Estoy invadido por un pánico asqueroso. Mis sueños son erradicados en las noches y mi lecho se humedece. ¿Acaso es tan difícil encontrar la paz?

martes, enero 10, 2006

Mojarse es delicioso

Mi abuela cocinaba una receta especial. Sería para un evento importante, como una boda o algún bautizo. El olor impregnó rápido toda la casa llegando hasta la récamara en la que me encontraba durmiendo. Desperté y me dirigí a la cocina.
- ¿Te ayudo en algo, abue? - me ofrecí. - Ayúdame a llevar la cazuela al corral - fue su respuesta.
De alguna manera, ella había conseguido que el uraño del vecino, aquel que nunca nos devolvió las pelotas que desafortunadamente volaban a su patio cuando era niño, le horneara el guiso. Dos amigos míos cruzaron el muro divisorio y depositaron la cazuela dentro del horno. Uno de ellos, alto y pelirrojo, quedó prendado de una malla metálica a la hora de volver a atravezar el muro. Le ayudé a zafarse.
- Ten más cuidado, casi echas a perder esa playera. - No te preocupes! El máldito de Leo trajó una super película y seguro ya la ha de haber empezado a ver.
Corrió por el patio. No había comprendido su comentario, pero antes de que desapareciera de mi vista le pedí que esperara. Sin embargo, no me escuchó. "Te la mamo, si quieres..." susurré al viento. Caminé hacia la casa y justo antes de entrar, decidí mirar dentro de la habitación a la que el pelirrojo había accesado. La curiosidad por saber si hubiera aceptado mi propuesta me llevó a ser observante de un grupo de jóvenes masturbándose frente a un televisor en donde corría la imagen erótica de mujeres desnudas. Manipulé unos segundos y exploté. Qué necesidad!

lunes, enero 09, 2006

sábado, enero 07, 2006

jueves, enero 05, 2006

Una historia más

La Navidad no había sido grata. Mis familiares me habían fastidiado demasiado, así que decidí salir a caminar. Tomé rumbo hacia el sur. No se sentía ni calor ni frío, era un ambiente agradable. Llegué a un crucero donde un tumulto de gente caminaba en dirección al este. Me uní a ellos. El camino se hizo fácil, hasta que comencé a sentirme asfixiado. Miré a mi alrededor intentando buscar un rostro conocido. Logré verte a ti. Me asombré. No estabas solo, tus papás, tu hermana Alexa y tu novia te acompañaban. Pasé inadvertido ante tus ojos. Intenté alejarme de ustedes, pero no pude. De hecho, comenzaba a dificultarse la caminata. Mis pies no podían con el esfuerzo que les provocaba subir esa cuesta tan empinada en la que se convirtió el camino. Pero tu padre tomó mi mano.
- No te preocupes, yo te ayudo! - me dijo con una sonrisa en su rostro.
Lo miré apenado. ¿Cómo era posible que yo siendo tan joven no haya podido solo? Fue ahí cuando notaste que junto a esa gente iba yo. Cruzamos la mirada, pero apenas le dí las gracias a tu padre por ayudarme, salí corriendo. Llegué a una explanada donde todos se miraban alegres. No conocía a nadie, excepto a ti. Alexa estuvo un rato conmigo. Ella quitó mi sensación de soledad. Luego, desapareció junto con la explanada y la gente. Me encontraba en casa, frente al monitor. De alguna forma, Alexa y yo manteníamos comunicación y me mostró la conversación que tenías con tu novia. Habías dado por terminada la relación, te habías reencontrado con alguien que hacía mucho no veías y que amabas intensamente. De repente, ahí estabas, a mi lado. Me explicabas que te alegraba mucho verme. Me prometías que terminarías la carrera de Medicina y viviríamos juntos. Susurrabas a mi oído que me amabas. Y yo me sentía feliz, muy feliz...

martes, enero 03, 2006

56... número fatal!

Dicen que año nuevo, vida nueva. Yo realmente lo deseo. Quisiera poder despertar un día siendo otra persona. Vivir en otro lugar, con otra gente. La gente cree que soy un tonto al tomar la decisión que hecho. Piensan que es una salida fácil, que me estoy dejando vencer muy pronto. Pero yo ya estoy cansado... Estoy cansado de tener siempre que buscar la aceptación de la gente que me rodea. Estoy harto del "tener que". Yo no debería tener ninguna obligación hacia otras personas, solo hacia a mi mismo. Y ni siquiera he podido darme mi propio lugar. No sé qué quiero carajo! Tengo 22 años, ¿cómo quieren que a los 22 años uno ya tenga resuelta su vida? Nunca había deseado tanto morirme. Le tengo miedo a lo que venga... me tengo miedo a mi mismo, a no ser lo que se espera. Pero, ¿yo qué espero de mi mismo? YO YO YO...! Eso es lo único que me debería importar... Papás perdón si al final no soy lo que esperaban que fuera.