jueves, enero 05, 2006

Una historia más

La Navidad no había sido grata. Mis familiares me habían fastidiado demasiado, así que decidí salir a caminar. Tomé rumbo hacia el sur. No se sentía ni calor ni frío, era un ambiente agradable. Llegué a un crucero donde un tumulto de gente caminaba en dirección al este. Me uní a ellos. El camino se hizo fácil, hasta que comencé a sentirme asfixiado. Miré a mi alrededor intentando buscar un rostro conocido. Logré verte a ti. Me asombré. No estabas solo, tus papás, tu hermana Alexa y tu novia te acompañaban. Pasé inadvertido ante tus ojos. Intenté alejarme de ustedes, pero no pude. De hecho, comenzaba a dificultarse la caminata. Mis pies no podían con el esfuerzo que les provocaba subir esa cuesta tan empinada en la que se convirtió el camino. Pero tu padre tomó mi mano.
- No te preocupes, yo te ayudo! - me dijo con una sonrisa en su rostro.
Lo miré apenado. ¿Cómo era posible que yo siendo tan joven no haya podido solo? Fue ahí cuando notaste que junto a esa gente iba yo. Cruzamos la mirada, pero apenas le dí las gracias a tu padre por ayudarme, salí corriendo. Llegué a una explanada donde todos se miraban alegres. No conocía a nadie, excepto a ti. Alexa estuvo un rato conmigo. Ella quitó mi sensación de soledad. Luego, desapareció junto con la explanada y la gente. Me encontraba en casa, frente al monitor. De alguna forma, Alexa y yo manteníamos comunicación y me mostró la conversación que tenías con tu novia. Habías dado por terminada la relación, te habías reencontrado con alguien que hacía mucho no veías y que amabas intensamente. De repente, ahí estabas, a mi lado. Me explicabas que te alegraba mucho verme. Me prometías que terminarías la carrera de Medicina y viviríamos juntos. Susurrabas a mi oído que me amabas. Y yo me sentía feliz, muy feliz...

No hay comentarios.: