¿Qué se hace cuando tu futuro lo tienes en la mano y ves cómo poco a poco se derrama al suelo? Pues es una pregunta a la que no sé darle respuesta. Quisiera contarles todo lo que ha pasado, los motivos que me llevaron hasta donde estoy hoy. Pero aún no sé.
Últimamente he estado viviendo muchos altibajos. Mi amigo Rod dice que así será hasta que decida tomar las riendas de mi felicidad y no dejárselas a alguien o a algo más. En eso tiene toda la razón, vengo pregonándolo desde hace mucho tiempo atrás. Aunque sé cómo funciona, es algo tan complicado. Yo siempre he intentado la aceptación de los demás, incluso en mis años de educación primaria compré amigos, por decirlo de alguna forma.
Por mucho tiempo este blog se convirtió en mi válvula de escape. Huía de mi, de él y del mundo. El otro día, le conté una mentira a una amiga. Le dije que él y yo estábamos juntos, que vivíamos una vida muy feliz, que mi familia sabía de lo nuestro, que todo había sido como lo pensé algún día. ¡Qué tontería más grande! Lo único que logré (además de engañarla) fue sentirme mal, porque en realidad entre él y yo no hay nada. Entre el otro y yo, tampoco hay nada. Y luego, por no dejar la pasar la ocasión o por simple despecho, me acuesto con el primer baboso que me lo propone!
¿Cómo será mi vida dentro de diez años? ¿Encontraré el amor o me perderé en el intento? ¿Viviré lo suficiente como para darle calidad de vida a mis padres durante su vejez?
Últimamente he estado viviendo muchos altibajos. Mi amigo Rod dice que así será hasta que decida tomar las riendas de mi felicidad y no dejárselas a alguien o a algo más. En eso tiene toda la razón, vengo pregonándolo desde hace mucho tiempo atrás. Aunque sé cómo funciona, es algo tan complicado. Yo siempre he intentado la aceptación de los demás, incluso en mis años de educación primaria compré amigos, por decirlo de alguna forma.
Por mucho tiempo este blog se convirtió en mi válvula de escape. Huía de mi, de él y del mundo. El otro día, le conté una mentira a una amiga. Le dije que él y yo estábamos juntos, que vivíamos una vida muy feliz, que mi familia sabía de lo nuestro, que todo había sido como lo pensé algún día. ¡Qué tontería más grande! Lo único que logré (además de engañarla) fue sentirme mal, porque en realidad entre él y yo no hay nada. Entre el otro y yo, tampoco hay nada. Y luego, por no dejar la pasar la ocasión o por simple despecho, me acuesto con el primer baboso que me lo propone!
¿Cómo será mi vida dentro de diez años? ¿Encontraré el amor o me perderé en el intento? ¿Viviré lo suficiente como para darle calidad de vida a mis padres durante su vejez?
Y sí, tengo algo roto... quizá el corazón o incluso el alma! Palabras, sólo palabras.