sábado, agosto 23, 2014

Años después... I

Han pasado seis años desde la última vez que escribí en este lugar. Había vuelto esporádicamente sólo para alimentar mi propia vanidad. Hace unos días volví; me percaté que el 6 de junio ésto habría cumplido 10 años. Y me invadió la nostalgia. 

Es muy probable que la gente que me leía ya ni se acuerde de mi. También quizá esto no significa que vaya a volver. Sólo quería resumir un poco lo que ha pasado todo este tiempo.

En septiembre de 2008, sufrí un accidente mientras hacia un recorrido en una colonia de Puerto Vallarta asentada en la ladera del cerro. Me fracturé el peroné. Todo días antes a mi cumpleaños, fecha que había decidido no volver a Colima y festejarlo en grande. Imaginen mi frustración. Necesité una operación que dio como resultado que en mi cuerpo haya ahora una placa metálica a la altura de mi tobillo y cinco clavos que la fijan a mi peroné. Estuve en cama por aproximadamente tres meses. Curiosamente, ése fue un gran cumpleaños. Recibí una llamada de felicitación que me alegró profusamente. Ésa persona fue Chucho.

Para principios de 2009, regresé a la escuela y conocí a un maestro que simplemente me quitaba el aliento. Ir a su clase era pasar las horas suspirando. En varias ocasiones, él intentó acercase mas yo, aunque pude estar interesado, no iba a permitir que pasara. Terminé la carrera y me despedí de Puerto Vallarta. Regresé a Colima para hacer nada.

Pasé más de seis meses buscando empleo, sin éxito alguno. En ese tiempo, me vicié con Second Life. Para este entonces aún hablaba con Cíclope. Hasta que conocí a Adegorr. Gracias a él me animé a confesarle a mi madre mi homosexualidad, descubrí un episodio en mi vida que hasta la fecha me sigue causando conflictos y me dio la sabiduría para entender que no podía estar viviendo de ilusiones. Dejé a Ciclope, dejé a Adegorr... dejé todo.

A mediados del 2010, aún sin encontrar empleo, mi madre tuvo la brillante idea de mandarme a trabajar a la empresa de la familia de mi padre. Fui a regañadientes y me encontré con esas personas a las que llamaba familia, pero nunca había tomado el tiempo de conocerlos. Convivir con Ciria, mi tía, fue conocerlos a todos, incluso a mi padre. En ese entonces, el rumor que mi padre veía a otra mujer se hizo más fuerte. Llegó a oídos de todos. Y las cosas se pusieron feas.

(continuará)

No hay comentarios.: