jueves, octubre 07, 2004

Somos nuestro pasado I

- Tienes una hemosa cara, Tavo! - me dijo Yanis justo después de decirle lo de Cíclope - Eres muy especial como para que te dejes por ese tipo de personas.

Mientras hablaba con Ale y Yanis sobre mi homosexualidad el martes, empecé a divagar sobre lo que soy y la influencia tan marcada de mi pasado. Así que creo justo, tanto para ustedes como para mi, narrar la parte de vida que más trabajo me ha costado enfrentar. Recuerdo que desde pequeño tuve interés en los niños; de hecho mi experiencia data desde muy pequeño. Remontémonos a mi etapa en el jardín de niños. A pesar de ser un niño tímido y tranquilo, las imagenes que a continuación narraré muestran a un chamaco muy precoz. José Miguel era mi mejor amigo en ese entonces; veo claramente ese día en el que él y yo, estando bajo una de las mesas de trabajo, empezamos a tocar nuestros genitales. Quizá lo hicimos como parte de un juego, no estoy muy seguro; pero no sólo fueron caricias, también recuerdo uno que otro beso. Tampoco sé cuántas veces pasó, ni si fue la primera vez; lo que sí sé es que yo sabía lo que hacía. De ahí que narre una escena que seguido se me viene a la cabeza. En ella está mi tío Joel en el baño, sentado. Pide que me acerque, lo hago; me da un beso. Siento el picor que su bigote me causa, su lengua enra a mi boca y juega un poco. El problema es ése, que es un recuerdo vago, una imagen que quizá pertenezca a un sueño. Todo quedó entre mi tío y yo; ahora, jamás podrá ser aclarado hasta que me reencuentre con él el día que muera. Luego viene la parte más conflictiva. A esa edad, mis padres me mandaban a casa de mi abuelita donde también vivía mi tío Joel. Frente a la casa, vivía mi tía Lety, por ende, mi primo Víctor unos meses menor que yo. Víctor se quedaba con mi abuelita las veces que yo estaba, así que jugábamos bastante. E incluso, hubo ocasiones en donde yo iba a casa de mi tía. Una ocasión, siendo ambos fanáticos de una telenovela, comenzamos a jugar a imitar las escenas. Yo tomé el papel de la protagonista; él era el galán. Empezamos con un beso; esos labios tocando los míos, esa lengua jugando con la mía... simplemente es algo que no olvido. Otras veces, lo hacíamos ya sin actuar, sin jugar. A partir de ahí, empezó a ser algo muy norml en nosotros. Procurábamos pasar el mayor tiempo posible solos, dándole vuelo a nuestra imaginación, a esa curiosidad o pasión que nos invadía en esa edad. Incluso, una vez llegamos a escondernos de nuestros hermanos. También debo mencionar que no sólo eran besos. Recuerdo una vez desnudarnos completamente, besarnos, tocarnos e intentar, a esa edad, algo que podríamos definir como penetración. Luego, me pidió chuparle el pene, sin dudarlo lo hice. Es impresionante como hasta la fecha recuerdo todo con mucho detalle; los olores, las texturas, las sensaciones. Era lo máximo! ¿Cuánto duró? No sé, pero si sé que fuimos cachados. Ahorita mismo lo recuerdo, la señora que en aquéllos tiempos le ayudaba a mi abuelita, nos cachó. Le dijo a nuestros papás; esa sensación de miedo mientras esperábamos escondidos bajo la cama de una tía aún la siento. Nos sacaron de ahí para propiciarnos una gran cantidad de golpes. Quiero creer que desde esa ocasión no volvimos a tener algo, incluso yo no he vivido algo similar. Pero mi pasado no termina ahí... [continuará]

No hay comentarios.: