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No recuerdo la última vez que fui a misa... Quizá haya sido el día en que murió mi tío Joel. Y fue por estar con la familia en ese momento tan difícil, así que yo diría que no cuenta. A veces creo que ir a misa no tiene chiste, empezando porque no me considero un creyente de esa religión que jura ser la mejor del mundo. Dicen que me iré al infierno por ser lo que soy, yo sólo les digo que el infierno es pura fantasía!
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