viernes, agosto 20, 2004

Crayón

Ayer lloré por ti, tu mi fiel amigo. Lloré por no haber sido capaz de darte lo que merecias, de darte seguridad y una larga vida llena de salud. Recordé el momento en el que nos conocimos, metido en una caja de cartón decorada con papales azules y un listón rojo. No te quería, rechazé verte... Pero me convencieron de sacarte de esa prisión. Abrí la caja, y apareciste... Tan pequeño, tan indefenso. Tenías un mes de vida, sólo un mes. Me miraste con esos ojos tan expresivos que tienes y simplemente te quedaste con una parte de mi corazón. ¿Qué les diría a mis padres? ¿Te aceptarían? No me importaba, aprenderían a quererte. Te verían y se enamorarían de ti, pensé.
Llegué a casa esa noche del 14 de febrero, dormí contigo en mi cama. No dejabas de llorar, te abracé. Fue la primera vez que cuide mi sueño para no lastimarte. Desperté contigo a un lado, te regresé a tu caja y me miraste. Esa mirada la empezaba a odiar por hacerme sentir tan indefenso ante ella. Mis papás no dijeron nada al principio, estabas a prueba. Yo hacía lo posible por que te quedaras, limpiaba los destrozos que hacías, te metía a mi cuarto en las noches para que dejaras de llorar, calentaba leche para dártela. Aún así, mi papá te odiaba; no te aceptaba. Yo no podía imponerte sabiendo que mi padre se molestaría cada vez que te mirara, decidí regalarte. No pude, o mejor dicho, no pudieron separarte de mi lado. Eras mío, te quería ¿cómo podrían quitarte de mi lado? Mi papá terminó aceptándote.
Hoy, después de 7 meses en mi casa te pido perdón. Perdón por cada uno de los castigos que te impuse por ser distinto al otro, perdón por reprimir tu necesidad de explorar el mundo, perdón por no darte el suficiente cariño, perdón por decirte lo mal que me caías, perdón por gritarte, perdón por... por TODO lo que dije sin pensar pero con un fin. Quería que me entendieras, que vieras que debías cambiar para que la gente no renegara. Yo podría defenderte, pero no por siempre. Ahora, sólo te miro echado en mi cuarto recién pasado el accidente que sufriste y lágrimas recorren mis mejillas... Creo que hubiera sido diferente si hubieras muerto en ese accidente, así no me sentiría tan culpable por no poder darte lo que necesitas... Así, no tendría que decidir sobre la vida de otro ser vivo... Perdóname, cualquiera que sea la decisión que tome!

No hay comentarios.: