Algo en mi interior me dice que no debiera jugar con fuego. Puedo resultar gravemente herido, o peor aún, muerto. He dicho muchas cosas, he prometido cosas, y ya no deseo que sucedan. En su momento resultaron sinceras, pero hoy en día cumplirlas sería una hipocrecía.
Hipócrita de mi, que mira a la gente con ojos de amor pero en realidad las detesta. Y mentiría si dijera que no me agrada, porque en realidad, yo ya conocía esta parte de mi. La conozco desde hace mucho tiempo atrás, y no quería aceptarla. Ahora está a flor de piel.
Además, admito que lo único que hace falta en mi persona es darme el autovalor para poder hacer lo que mi naturaleza reclama.
Reclama poder darse sin pudor.
Reclama ser la puta de la comarca!